Que los norteamericanos son competitivos
te queda claro el primer día que tratas de apuntar a tu hijo al club de
baloncesto del colegio y te dan un listado con 20 técnicas. En el "tryout" tendrá que demostrar que las domina mejor que las decenas de niños que pelearán con él por una de las pocas plazas en el equipo. Que no les gusta estar sin
hacer nada se me hizo evidente el primer día que fui a la piscina y me di cuenta de
que yo era la única que había pasado la mañana en la tumbona sin hacer “nada” (ver
entrada ¡Abrió
la piscina!). Relajarse, tomar el sol o disfrutar no cuentan
para la mentalidad norteamericana y, ahora, tras casi tres años de vivir aquí, me
he percatado de que, también, está mal visto.
El descanso no forma parte de la cultura
americana. El trabajo duro, sí. Desde pequeños tienen ese valor incrustado en
su cerebro y miran con condescendencia a los que cogen vacaciones, disfrutan un
permiso de paternidad o extienden una baja médica. Nunca serán triunfadores y
están renunciando al sueño americano. Es lo más bajo que se puede caer.
Estados Unidos es el único país del mundo
desarrollado que considera el tiempo libre remunerado un beneficio y no un
derecho. En España tenemos derecho a treinta días libres pagados al año y los
norteamericanos tienen… cero, por ley. La culpable es el Acta de las normas del
trabajo equitativo, una antigualla de 1938 que regula el máximo de las horas
semanales de trabajo, las horas extras o el salario mínimo, por ejemplo, pero
no hace referencia alguna al tiempo libre remunerado y lo deja abierto a la
negociación entre empleador y trabajador.
Esto no quiere decir que no tengan
vacaciones. La mayoría de las compañías norteamericanas dan a sus trabajadores
entre cinco y quince días libres remunerados pero está mal visto coger más de
cinco seguidos y el que lo hace se enfrenta a ser visto por jefes y, sobre todo, por
compañeros, como vago, desleal o poco responsable con su trabajo. Cuando les
dices que te vas el mes de entero de vacaciones te miran alucinados, les parece
algo inconcebible.
Esta semana cayó en mis manos un informe
de la compañía Ernst & Young en el que daba cuenta de los resultados de una
decisión que revolucionó toda la empresa. Resulta que en el año 2016 decidió,
unilateralmente, aumentar la baja de paternidad para sus trabajadores de 6 a 16
semanas pagadas. En la cultura corporativa norteamericana está muy arraigada la
creencia de que los hombres que se toman esos días pueden ser despedidos,
degradados, dejados de lado para posibles ascensos o ser asignados con los
peores trabajos de la empresa. Por eso, la multinacional decidió hacer una
campaña para romper ese estigma e implicó a los trabajadores más prestigiosos
de la compañía para que hicieran uso de este “beneficio”, contaran sus
experiencias y demostraran que se puede compaginar tener éxito en el trabajo
con estar con tu hijo durante las primera semanas de vida. La compañía estaba
muy satisfecha con los primeros resultados que indicaban que el número de
hombres que había tomado la baja de paternidad durante seis semanas había
pasado del 19% al 40%.
Me quedé puesta. Nosotros no tenemos esa
cultura del trabajo. Si la empresa te da 16 semanas de baja y te coges solo una
parte eres un “gili” y nadie te lo va a agradecer. Por supuesto te tomarás las
16 semanas, harás malabares para juntarlas con un puente al principio y las
vacaciones al final y te escaquearás lo que puedas en el trabajo doméstico. A
no ser que seas empresario y tu propio jefe, lo que hace que la cosa cambie
radicalmente, porque si cierras el negocio durante 4 meses no cobras. Pero es que España no es un país de
emprendedores y en Estados Unidos, como son tan individualistas, consideran
que, aunque trabajen para otro, en realidad lo hacen para sí mismos y su día a
día es una competición constante con su propio trabajo. Eso sí, los pocos que
se toman vacaciones y vienen a España se quedan asombrados al ver lo que llaman
la “cultura del disfrute” de nuestro país. Les resulta exótico. Aún estoy
pensando si eso es algo positivo o no.
Yo como vivo con un workaholic se de lo que hablas, aunque ellos se lo pierden, solo se vive una vez, jeee.
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