lunes, 24 de abril de 2017

Thanks God it's...Tuesday

Todos los martes siento un gozo especial que se prolonga durante todo el día hasta la mañana siguiente. ¡Los martes sacamos la basura! Y el deshacerme de la acumulación de desechos, hacer “tabula rasa” y empezar la semana con los cubos bien limpios es un más que justificado motivo de regocijo.  En los otros países en que me recogían la basura todos los días, el hecho de sacar las bolsas era un rollo, un acto sucio y desagradable. En cambio ahora la sensación de liberación es tal  que es comparable a la lectura de los resultados positivos tras la última mamografía o a la salida del confesionario tras haber recibido la absolución.  Y el comprobar una vez más que la excepcionalidad es mucho más gratificante que la cotidianeidad, aunque sea en algo tan poco elevado como la basura, me deja puesta.

Una vez a la semana bajamos por la rampa del garaje nuestros enormes cubos para que tres tipos de camiones los recojan temprano al día siguiente. Un camión se lleva el cubo negro que contiene los residuos orgánicos; otro se ocupa de los cubos azules (el alto con tapa para el papel y el bajo para los envases); y un tercer vehículo se hace cargo de las bolsas de papel que contienen las hojas, ramas o desechos del jardín (ver entrada “Blowing in the wind”). Pero eso sí, no te equivoques de cubo a la hora de echar tu basura o utilices la bolsa de plástico cuando tienes que usar la de papel porque el basurero correspondiente pegará una enorme etiqueta naranja en el objeto de tu error y te quedarás con tu basura una semana más y sin sensación liberadora alguna.

Al principio me parecía un atraso tremendo y había llegado a la decisión de comer pescado sólo los martes por la noche por aquello de los olores pero pronto descubrí un interruptor que había junto al fregadero y con él las maravillas del triturador de alimentos. Estas cosas tan poco glamurosas no salen en el cine (excepto en el cine "gore" como arma asesina, pero no es un género que yo frecuente). En las películas que yo veo siempre está la pareja cortando zanahorias o tomates en la barra impoluta de la cocina con una copa y una botella de vino al lado. No se ve qué hacen con las mondas de las patatas, las pieles del plátano, las raspas del pescado o los restos de arroz con tomate del plato. ¡Qué error! ¡Mira que no darle protagonismo al triturador de comida del fregadero!. Tiras todos tus desechos al fregadero, los empujas con algo hacia el desagüe donde hay unas tiras de goma (a mí me da mucho repelús meter los dedos, ¿y si un fantasma vengativo acciona el triturador mientras tengo la mano dentro?), le das al interruptor y en segundos todo ha desaparecido y te das cuenta de que tienes el cubo de basura vacío, que no huele a nada y que no tienes que sacar la basura a diario y aguantarte la peste hasta el lunes porque los domingos no hay recogida.

Pero la felicidad no es eterna y apenas dos meses después del inicio de mi fascinación trituradora, la noche de Acción de Gracias, la tubería se saturó, el desagüe dijo basta y el fontanero que vino de urgencia la mañana siguiente nos sopló 300 dólares por desatascar la cañería. Tras realizar complejas operaciones mecánicas con un serpentín, nos recomendó que no usáramos nunca más el triturador, nos dio muy amablemente las gracias (quiero pensar que sin recochineo por su parte) y se marchó muy sonriente. En ese mismo momento dejé de usar el triturador, los martes empezaron a ser días destacados en mi calendario y celebro con auténtica emoción la llegada de los basureros. Por cierto, mañana es martes, ¡qué alegría!. 

4 comentarios:

  1. Jajajaja, en mi casa de Las Arenas había triturador y mi madre no nos dejaba usarlo porque le daba miedo que metieramos la manita, era practiquisimo. Lo tenía olvidado así que me han venido recuerdos bonitos tras leerte.
    Un beso

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    1. A mí, con niños pequeños, siempre me ha dado miedo y lo había tenido desconectado. Pero nos recogían la basura a diario y era bastante innecesario. Pero ahora que los niños son mayores y lo necesito... viene un fontanero y me dice que es lo peor (para mi bolsillo, desde luego). ¡Qué rabia!

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  2. Madre mía, y la basura triturada a dónde iba?? al contenedor negro pero sin olor? y ahora que haces con todo ese olor hasta el martes?? yo si tardo dos días en bajar la basura y sobre todo en verano se llena de mosquitas de la fruta y ríete tú para erradicarlas, una odisea! me parece un atraso incomprensible, casi como el de las facturas, jaaa. Besos y gracias por seguir instruyéndonos sobre costumbres de otros mundos.

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    1. Jaja. La trituradora está en el fregadero de la cocina. Tritura los desechos con agua y se van por la cañería hechos puré. Son residuos orgánicos. Imagino que los peces los aprovecharán.

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