Siempre me han llamado la atención los
concursos de deletreo que veía en las películas americanas. Aquellos niños se
sentaban ordenadamente en un escenario para levantarse uno a uno y batirse en
duelo oral con sus compañeros deletreando las palabrejas más difíciles ante un
severo tribunal que no iba a tolerar nervios ni titubeos. En las películas
dobladas de mi época parecía una tontería, en parte porque eran en español y se
escribían como se pronunciaban y en parte porque eran mayoritariamente palabras
de origen latino o griego que para nosotros no tenían gran dificultad.
Hace un par de semanas se celebró en
Washington DC la final de este concurso conocido por el nombre de Spelling Bee, que tiene lugar desde 1925 interrumpido únicamente entre 1943 y 1945 a causa de la Segunda
Guerra Mundial. Las normas establecen que no hay edad mínima para presentarse
pero no se puede ser mayor de 15 años. La mayoría de los aspirantes suele tener 13 años aunque el año pasado una niña de 5 años superó todas las fases
preliminares y se calificó para el concurso. Bah, no podía ser muy difícil,
aunque el inglés no sea mi lengua materna y aunque nunca lo hubiera hecho con
anterioridad. Así que me metí en la página web de la organización, vi que había
un test y decidí probarlo.
The Washington Post se hace eco del concurso |
Era el test preliminar que tomaron los
516 concursantes que llegaron a la fase nacional. La primera ronda consistía en deletrear 12
palabras para las que facilitaban el origen, la definición y una frase
que permitía situarlas en contexto y había 5 opciones para elegir; se completaba con otras 12 palabras de
vocabulario para las que daban la definición y tenían que elegir la palabra entre 5
respuestas diferentes aunque similares. Las rondas dos y tres consistía cada una en una
pregunta de vocabulario que, si la fallaban, suponía la descalificación automática. Si las superaban tenían la posibilidad de ganar
tres puntos más por cada deletreo correcto. La puntuación total del test era de
30 puntos. Un total de 41 aspirantes lo superaron consiguiendo al menos 28
puntos en las preliminares y llegando, por ende, a la gran final. Yo saqué ¡11
puntos! (¡once miserables puntos!, así, bien deletreados) y en mi pantalla de ordenador salió un aviso que decía que mi viaje
hacia la final del Spelling Bee terminaba ahí. He de decir que mi autoestima se
ha resentido un poquito o, más bien, “a
little”, porque era en inglés.
Luego miré la lista de finalistas y me
quedé puesta al ver que estaba absolutamente dominada por niños cuyos nombres y
rasgos raciales indicaban una clara procedencia del subcontinente indio y vecindario,
países que han venido ganando este concurso consecutivamente durante los
últimos 11 años. Es más, 19 de los 23 últimos ganadores eran de ascendencia del
sudeste asiático, una realidad que explica la reciente producción cinematográfica "Breaking the Bee", del director Sam Rega, que aún no he visto pero a la que estaré atenta, ahora que mi curiosidad ha sido picada por la abejita del deletreo.
El ganador de este año, un niño de 14
años, deletreó acertadamente palabras como “aver”, “paucispiral”, “ankyloglossia”, “haecceitas”
y, finalmente, “koinonia”, una palabra de origen griego que significa comunión
espiritual. Su rival en la final, una niña de 12 años, se había equivocado al
deletrear “bewusstseinslage”, palabra de origen germánico que indica un estado
de conciencia. Imperdonable.
Post-post:
Aunque parezca mentira, todas esas
palabras están en el diccionario inglés.
Si quieres intentar el test, pulsa aquí.
Por cierto, la "Bee" de este concurso no hace referencia a la abeja que se imagina todo el que sabe un poco de inglés. A pesar de ser el emblema de la organización, parece que es una palabra del inglés antiguo que hace referencia a una reunión de miembros de una comunidad con el objetivo de realizar una actividad que ayude a alguna persona o familia. Algo parecido a "la esfoyaza" de los pueblos asturianos cuando, durante siglos y siempre en otoño, quitar las hojas de las mazorcas del maíz era un trabajo que se realizaba en comunidad y que daba lugar a divertidas reuniones vecinales y a más de un enamoramiento entre jóvenes. Mi abuela siempre hablaba de esas veladas con auténtico deleite.
Me salieron 12 puntos y no pase al round 3, fallé la primera y dijo que ahí se había acabado mi participación jaaaa. Super difícil pero divertido
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