lunes, 19 de septiembre de 2016

Crónica amarilla y rosa

Hoy, a las 8:15 de la mañana, sonó el teléfono. Aquí no es una hora temprana. Nos habíamos levantado como siempre a las 6:15, Adela ya había cogido su autobús escolar a las 7:00, Gabriel se había ido en coche a trabajar y Miguelito hacía 20 minutos que había salido con su bicicleta rumbo al colegio. Como veis, utilizamos una variedad de medios de transporte, pero a mí me encanta el autobús escolar.

El Condado de Montgomery, Maryland, en donde tenemos el privilegio de vivir, es popular en todo el país por su calidad educativa y por los fantásticos medios de los que disponen los colegios. Y los autobuses escolares no podían ser menos.

Los archiconocidos autobuses amarillos, puntualmente y de forma totalmente gratuita, recogen y dejan a tus hijos en la parada designada, que suele estar muy próxima a tu casa (yo veo a mi hija pequeña desde la ventana). Pero es que el Condado de Montgomery es muy grande y transporta diariamente a 100.000 estudiantes ida y vuelta casa/colegio/casa y aquí es donde se demuestra la fantástica capacidad organizativa de los americanos.

Hay que reconocer que tienen una flota enorme de autobuses (1.267, según datos oficiales) pero la misma flota da servicio a los cuatro tipos de colegios que existen en este país: Elementary (equivalente a nuestra Primaria), Middle School (equivalente a nuestros 6º EP y 1ºy 2º ESO), High School (equivalente a nuestros 3º y 4º ESO y 1º y 2º Bachiller) y Magnet Schools (que son una especie de Middle school pero especializados en áreas educativas: tecnología, ingeniería, artes, sociales, etc). Para ello las horas de entrada y de salida de las diferentes etapas educativas están escalonadas y con independencia de que yo me pase buena parte de la mañana poniendo desayunos para mis tres hijos, cada uno en un colegio distinto, este sistema les permite maximizar el uso de sus autobuses y de sus chóferes.

Ana subiendo a su autobús
Los autobuses escolares no transportan a todo el mundo. Hay que vivir a una distancia mínima determinada del colegio para poderte acoger a este servicio, distancia que, lógicamente, va aumentando en función de los grados escolares; así, los alumnos de primaria tienen que vivir a más de 1 milla, los de intermedio a más de 1,5 millas y los de High School a más de 2 millas. El resto tiene que ir por sus medios sea andando, en bicicleta, en coche o como buenamente quiera.


Y he aquí la razón de que Miguelito vaya todos los días en bicicleta, porque, para su desgracia, ya que le hace mucha ilusión coger el autobús, no vivimos lo suficientemente lejos de su colegio. Así que cada mañana, con frío o calor, ata su trompeta a la baca de la bicicleta y pedalea rumbo a su escuela. Pero esta mañana, a mitad de camino, se le enganchó una cinta en los piñones de la bicicleta, no conseguía sacarla y un alma caritativa le prestó un teléfono para llamarme (debe de ser el único niño del colegio que no tiene móvil: desgracia nº 2). Así que me tocó ir a buscarle, meter la bici atascada en el maletero y llevarle al colegio.


Cuando yo regresaba a casa, ya no era temprano para los usos locales, me llamó la atención una joven que paseaba el perro. Llevaba el pelo revuelto recogido en una coleta, unos pantalones floreados asomaban debajo de una prenda rosa anudada a la cintura, y me dí cuenta de que iba, tan tranquilamente, en pijama y bata por una calle bien transitada. Adela, mi hija mayor, me contó el año pasado muy asombrada  que varios de sus compañeros iban en pijama al colegio. Ni ellos se cortan un pelo, ni a nadie, profesores o director incluido, le llama la atención. Yo me he vuelto a quedar puesta. Sé que por muchos autobuses que pongas y muy bien que los organices, es muy difícil evitar que a los chavales se les peguen las sábanas, ya sea para pasear al perro o para ir al colegio. Pero también sé que uno sale a la calle vestido, lavado y peinado. ¿O será que eso ya no se enseña?

1 comentario:

  1. Una autentica pildora del sistema educativo americano pero escrito de esa forma tan amena de la que eres una maestra!

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