lunes, 10 de septiembre de 2018

Welcome back!

No, no es nuestra casa, pero ¿a que es bonita?
Llegamos a casa tras nuestras vacaciones y todo estaba en orden. Mejor que bien. Unos amigos que venían a vivir a Estados Unidos la habían ocupado en tanto alquilaban su propia vivienda y les llegaba su mudanza y la casa no había estado en ningún momento desocupada. No tuvimos que tomar las medidas de seguridad de otras veces como dejar temporizadores para que las luces se encendieran a ciertas horas o suspender durante nuestra ausencia la suscripción al periódico matutino. La casa había seguido su rutina habitual y hasta vino un jardinero a cortar el césped para que el jardín no diera sensación de abandono.

Vivimos en un barrio muy seguro donde nunca pasa nada, donde las puertas de los garajes se dejan abiertas buena parte del día franqueando el acceso a la vivienda y a su contenido, donde las bicicletas de los niños duermen apoyadas en los árboles y donde a las puertas de las casas no se les echa el cierre. Las casas de los barrios residenciales americanos no tienen vallas ni muros que delimiten la propiedad y hagan de barreras. Las puertas del exterior de las viviendas no son blindadas (casi son puertas como de cuarto de baño) y suelen tener a cada lado unas ventanas alargadas verticalmente que dan luz al recibidor pero que se pueden romper con un puñetazo no muy fuerte permitiendo meter la mano y acceder tranquilamente a la manilla interior.

Todo ello crea una sensación de seguridad que hace parecer superfluo el tomar medidas disuasorias para los ladrones. Pero líbrete el cielo de no hacerlo: la asociación de propietarios, la HOA, no tardará en ponerse en contacto contigo y amonestarte, porque la seguridad de todos depende de lo que haga cada vecino y de su actitud vigilante. En muchos barrios, de hecho, se cuelgan unos carteles que me encantan para avisar a los forasteros, al más puro estilo de las películas de espías. Es obligación de todos evitar que pasen sucesos desafortunados y entre vecinos hay que ayudarse. Si ves un coche extraño al vecindario parado por un tiempo poco normal ante una casa deberías averiguar qué pasa. A una amiga a la que le gusta hacer las despedidas largas  su marido le ha dicho que no vuelve a ir a buscarla a ningún sitio porque está harto de esperar en el exterior y que los vecinos salgan en actitud intimidante a averiguar quién es y por qué está ahí aparcado.

Como el alumbrado público es muy insuficiente en estas zonas residenciales, al anochecer hay que encender las luces del exterior de las viviendas para evitar áreas de penumbra. Los que van a pasear por la noche o a sacar a los perros a hacer sus necesidades antes de acostarse  lo agradecen y el no hacerlo ciertamente no te granjea las simpatías de tus vecinos. Si, además, las tienes encendidas, cualquier vecino puede ver si hay algún movimiento extraño en tu propiedad y actuar en consecuencia. Las casas de tu calle, que parecen vacías y que no dan la impresión de movimiento interior alguno, resulta que tienen cientos de ojos que velan por tu seguridad.

La primera vez que nos fuimos de viaje durante una semana nos fuimos tan tranquilos. A nuestro regreso nuestra vecina nos avisó muy correctamente de que no habíamos puesto el correo en “hold”, se nos había llenado el buzón de cartas y eso podía atraer a ladrones al vecindario. ¿Que no había puesto el correo en dónde? Me quedé puesta. Ahí me enteré de que si vas a estar más de tres días ausente de tu casa es tu obligación como vecino ponerte en contacto con el servicio postal de Estados Unidos y programar un USPS Hold Service, es decir, que el servicio de correos retenga toda tu correspondencia durante el tiempo que vayas a estar fuera y la entregue toda junta a tu regreso. Un servicio totalmente gratuito que puedes hacer telefónicamente o por internet.

Esta vez no me hizo falta programarlo. Nuestros amigos recogieron a diario el correo y el buzón no se desbordó. Creo que mi vecina está contenta. Al menos, cuando la saludé al día siguiente de nuestra llegada, fue muy afectuosa cuando nos dijo “Welcome back!”

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