lunes, 5 de diciembre de 2016

El cartero no llama dos veces

Algo que me tiene puesta desde que puse el pie en Estados Unidos es su servicio postal. La mañana siguiente a nuestra llegada, cuando salí a dar una vuelta por el vecindario, ya me llamaron la atención unas cajas que estaban a la puerta de la casa de los vecinos. Una era de una televisión enorme y otras eran más pequeñas, de Amazon. Cuando una hora después regresamos de nuestra pequeña ruta  de reconocimiento, me fijé en que las cajas seguían allí y nadie había salido a recogerlas. Y así estuvieron todo el día, al alcance de todo el mundo, hasta que sus afortunados destinatarios regresaron a última hora de la tarde.

Los días siguientes  ví que sucedía lo mismo en otras casas: el cartero no tocaba el timbre, las cajas se quedaban a la puerta, a veces con alguna foto  del contenido, otras con su discreto color marrón, sin que nadie se sintiera tentado de fisgar lo que había dentro o de llevárselas a su casa para disfrutar de un “encuentro fortuito”. Y claro, yo pensé: “¡Qué tranquilo y seguro es el barrio en el que vivimos, qué suerte”.

Pero cuando empecé a ir a Washington DC vi que allí era igual, incluso en las calles más transitadas. Vas caminando por la acera y ves los paquetes que esperan a los vecinos, chivándose de quién va a estrenar batidora, quién va a empezar a leer próximamente algún libro o quién se va a sentar esa noche en una flamante silla de escritorio. Y tienes la certeza de que ningún amigo de lo ajeno le va a privar de ese placer.

Es precisamente en esa seguridad y confianza en la que radican el éxito y el uso intensivo que todo el mundo hace del USPS, United States Postal Service, el organismo federal que controla el servicio de correo del país. Y además, en un país como éste en el que las distancias son tan grandes e internet está tan extendido, la gente compra mucho on-line por lo que a todas horas, nevando o derritiéndose el asfalto, ves vehículos de correos circulando por doquier. Para desgracia de nuestra anoréxica cuenta corriente, yo me he metido de lleno en ese mundo y tengo que reconocer que me han llegado por correo las cosas más variopintas: un lazo rosa, las carpetas del colegio, ropa de temporada, utensilios de cocina, cortinas, el equipo de música o 100 litros de relleno de cojines (que se mide por litros, cosa curiosa).

Además, si te mudas de casa y lo solicitas, USPS se encarga de enviarte la correspondencia que siga llegando a tu antigua dirección, aunque te mudes temporalmente por vacaciones o por trabajo. Y encima, si no quieres que te molesten durante las vacaciones o si viajas al extranjero, puedes solicitar que tu correo sea puesto “on hold”, es decir, que retengan tus cartas en la oficina de correos hasta que regreses. Esto último es casi obligatorio para evitar que posibles cacos sepan si la casa está o no habitada y no generar inseguridad en el vecindario. Nosotros no lo hicimos este verano y nos lo hicieron saber rápidamente los vecinos (glups).

El cartero pasa asimismo varias veces al día, en una especie de furgoneta con la puerta casi siempre abierta y que tiene el volante a la derecha para que pueda, sin bajarse del automóvil, dejar las cartas en tu propio buzón, que siempre está situado en la calle o carretera enfrente de tu casa. El buzón tiene una especie de palanca roja, a modo de indicativo, que tú levantas cuando quieres. Porque, y esto ya es la bomba, ni siquiera tienes que buscar una oficina de correos para franquear tus cartas ya que el cartero sabe que cuando la palanca está levantada tiene que recoger correspondencia de tu buzón. Yo, sinceramente, no lo sabía y fueron mis hijos quienes me lo contaron mientras me reprendían con un “pero mamá, si sale en todas las películas”. No sé vosotros, pero en las que yo ví no salía y, encima, el cartero siempre llamaba dos veces, como tan sensualmente nos recordaron Jack Nicholson y Jessica Lange en aquella película de suspense.


Post-post:
Pero aquí no termina mi enamoramiento con USPS. Os avanzo que otro día os contaré más cosas al respecto.

3 comentarios:

  1. Funcionan maravillosamente bien;gracias a ellos Alejandro tuvo su regalo de cumpleaños el mismo día.
    Genial como siempre tocaya.
    Eva María

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  2. yo tampoco lo sabía, glupsss, sería genial que aquí fuese también asi, porque este black friday tuve una horrorosa experiencia ya que me fui de viaje y las cajas fueron llegando y corrieron toda suerte de aventuras, algunas se fueron de vuelta a los almacenes de las compañías de reparto, otras directamente regresaron al lugar de procedencia y algunas aparecieron en casas de vecinos y bares de la zona, como lo oyes, increible! this is Spain. jeee

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